lunes, 14 de febrero de 2011

A propósito de los buenos deseos…!
Todo ser humano,  somos cúmulo de deseos; el deseo de vivir que trastoca elementos  que se convierten en metas concretas, metas de una vida saludable, un trabajo digno, un status recomendado, una familia, una carrera, un carro nuevo, un proyecto en ejecución y de consecuencias óptimas, en fin, los deseos siempre son enunciaciones que podemos escuchar a fin de año, a inicio de año y se hacen evidentes cuando se desplazan a ritos, ritos que hacen posible un acto que se convierte en símbolo de “los deseos”.
El deseo para el psicoanálisis, puede entenderse como ese gran empuje que nos permite querer vivir, seguir adelante a pesar de las adversidades, continuar, ver posibilidades a pesar de una historia determinada al fracaso, hacer el esfuerzo que pareciera doloroso, combatir los obstáculos que no permiten estar con ese,” el amado” ,con  esa” la amada”. Sin embargo debemos aclarar que el deseo para el psicoanálisis no es llegar a la meta, es precisamente nunca llegar a ella, puesto que si se llegase a ella, el empuje se terminaría, ello explica porque todo el tiempo se desean cosas, por ejemplo terminamos una carrera y deseamos estudiar una maestría, tenemos un auto cómodo, y deseamos cambiarlo por otro “mas cómodo” tenemos una pareja y deseamos tener hijos con la pareja.  Un recuerdo infantil me hace exponer el ejemplo con el cual aprendí sobre el deseo. “Salíamos con mi padre a  la playa, queríamos comer mariscos, comíamos  mariscos, queríamos jugar en la playa, jugábamos  todo el día, queríamos comer cocos, comíamos cocos, queríamos comer dulces comíamos dulces, queríamos un juguete nos compraban el juguete, y al final al llegar a casa decíamos,  ¡mmm no sé como que quiero, no sé  como que se me antoja, mi abuela decía ¡!¿“niños que no tienen llenadera?!!” Si, precisamente ese no tener llenadera es el deseo, nunca estar satisfechos, siempre querer más, otra cosa, otra y más….!
Los inicios de año, están llenos de piñatas, piñatas llenas de deseos, que al romperse , podemos escuchar a  los sujetos quizás, un poco en el  detenimiento de  pensarse, de escucharse, de  delinear las pautas para dar sentido a la existencia, de iniciar  otra vez en el camino sin meta que nos permite ser sujetos vivientes, sujetos deseantes. 
El psicoanálisis como teoría de constructos propios  nos permite escuchar  al deseo, conversar con este. En el diván se advierten los sujetos con sus  deseos particulares y también se descubren deseos nunca pensados. El año nuevo y el psicoanálisis tienen su denominador común  podemos escuchar deseos….!

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