lunes, 14 de febrero de 2011

LA LEY DEL CERRO..!!

Cierto día a la orilla de la carretera, justo cuando el asfalto despide ese olor a tarde evaporada y seca por los nobles rayos del sol cansado, me encontraba pensando sobre el hombre y su febril aberración por la búsqueda de sus deseos, me reía así como cuando en medio de la nada y frente a ti, te acuerdas de una gracia, que solo a ti te significa. Ya se venia venir un desmadre de reclamos, linchamientos, madrazos, pues,. Me quedè “ido”, rumeando ¡que pues! “La ley de la selva es una”, pero, pos ¡no cabrones! “La ley del cerro”, es otra, y nadie la comenta, y nadie la saca en cuentos, y nadie la dice como dicho popular, por eso, era hora de hacerla recordar, ¡nomas pa`que no se diga que solo hay ley de la selva!


La risa de esa tarde, me daba miedo y felicidad, evocaba el desmadrito por venirse, resulta que allá en el cerro, los animales entre nopales, “tunas tapa culo” (que son las verdes duras con semillas negras), cadillos, hierba de conejo, tepiches, trapiches (que no es lo mismo que trapiches porque estos son los arboles que otras gentes llaman ahuehuetes), alfalfa, azucenas, huizaches, coralillos, mordullos, arrieras, alacranes, (de esos prietos, no de los blanquitos porque a esos pinches no les da el sol), chintetes, roda caca ( que disque son los escarabajos, pero bien se sabe en el cerro, que son ¡“roda caca”!), zopilotes, chinches, chapulines, costoches, tecolotes, lechuzas y pos también los chingados, tlacuaches ¡como yo! animales que vivimos resistiendo y pactando con el sol, buscando día a día la comida, observando los borrachos que la matlazihua se lleva a perder en los basureros, al “ tìo” que todos los días se viene a la “chinga” del campo a sembrar su alfafita, y su maíz pa' tener que tragar, pero bueno esos escenarios y los pensamientos que generan se los contaré otro día, hoy estamos en el momento en que descubrí, “la ley del cerro”.

Todo comenzó porque se me metió la chingada idea de aprender Francés, y pues nadie en el cerro sabe que "chingao" es el Francés, entonces comencé a contar mi sueño de irme a viajar a Europa, y conseguir dinero para poder conocer “otro mundo” salir de mi pinche cerro, polvoriento y sin futuro, y me dediqué a bajar por las noches a la biblioteca del pueblito y a robar libros, eso fue lo que me llevo a un desmadre y a otro, pues nomas se me ocurrían cosas y cosas, pensamientos, suposiciones, eso que algunos autores llamaban análisis ¡ocurrencias pues!, así le llamaba mi abuelo. Después entre a las bibliotecas de las escuelas y robé, no solo libros también medios tecnológicos, ya saben; una lap, un cañón, pantallas de proyección, módems, jejeje cositas... que divierten, posteriormente pensé; entraré en la nochesona a buscar en las casas de los habitantes que siempre tienen telesotas, y robé telesotas, jeje mi casa se llenó de cosas que me hacían muy feliz, pero las tenia que vender porque el viaje a Europa cuesta caro.

El plan era vender la idea a mis compas que si aprendía Francés y conocía Europa, podía resolver todos los pinches pedos que en el cerro se presentan; basureros, sequías, desbordamiento de presas, fetideces de los cadáveres asesinados por los “mariuaguanos” como les llaman a los cocainómanos las viejitas del pueblo, pleitos y “agandalles” de los perros negros, etc. Entonces la vendimia la encontré bien fácil, porque también era para una buena causa, los objetos robados eran comprados y me convertí en el proveedor de mercancía inconseguible en la punta del cerro, pues bajaba por las noches a surtirme de mercancía al pueblo, claro, no había negociadores con quien llegar a tratos, solo yo y mis “negocios fortuitos”. La cosa ¡iba rebien!, porque ya tenía mucho más del dinero que esperaba, me alcanzaba hasta pa’ irme a vivir un año a París sin pasar hambres, pero la gandallez se apoderó de mi inconsciencia y seguí robando y vendiendo, vendiendo y robando.

Uno de los días que bajé por mi mercancía, me encontré abajito del cerro, a una bola de animales, vecinos y compradores, los cuales, al mirarles sus caras, sus palos y sus machetes, me hacían comprender que sabían de mi “negocio”, y me dijeron; ¡mira pinche tlacuache! Te la vamos a barajear claramente, no queremos problemas con los pobladores, sí queremos nuestras cosas que compramos, (pues daba buen precio y las cosas eran de buena calidad jajaa), y pues, si te quedas tendríamos que regresar nuestras pertenencias a los pobladores, si tu te vas, podemos “negociar”, decir que a todos nos estafaste, y nadie pierde, tu te vas con tu dinero a “Europita” nosotros nos quedamos orgullosos de haberte expulsado, y podemos decir que las cosas se “perdieron”, si te quedas, te “chingamos” y ni modo tenemos ¡palos y machetes! Y más animales que si les quitamos lo que les vendiste, ¡se van a encabronar………..!

Comprendí la negociación, entré a mi casa por el dinero, y me uní a la compañía de las rayas blancas de carretera, las cuales me llevan, ¿a donde? ¡¿Quien sabe?! Solo sé que también me acompaña la tarde. Las cosas en el cerro se están resolviendo, tengo un fajo de billetotes, y ahora que me han aplicado la ley del cerro, y se de que se trata, pues, el lugar donde me encuentre es lo de menos, lo de más ya lo aprendí…………


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