lunes, 14 de febrero de 2011

De cómo un niño con 6 años de edad no muestra encantamiento ante su imagen en el espejo.

El centro donde laboro desde hace un año, atiende a niños y jóvenes con discapacidad intelectual y  autismo, me encargo de los “seguimientos conductuales” y de asesoría  de los programas de enseñanza para ejecutar un currículo escolar, el centro utiliza una pedagogía basada en el método Teacch (abreviación en inglés de Tratamiento y Educación de niños  con Autismo y Problemas de Comunicación relacionados) y los enfoques de enseñanza basados en el constructivismo. El objetivo de esta pedagogía es valerse de herramientas sobre todo visuales (pictogramas, fotografías y objetos) para desarrollar la comunicación de los alumnos, pues en su mayoría estos niños y jóvenes no tienen lenguaje al igual que la población autista que también atiende el centro. Las actividades de enseñanza se planean y estructuran en pasos simples y es así como los chicos van integrando los movimientos que se tienen que seguir en una actividad,  por ejemplo para ir al baño (se comienza por aprendizajes de autosuficiencia para después estimular las habilidades del pensamiento creativo y lógico, por ello uno de los recursos en los que se basa el trabajo por planificación son algunos talleres de arte lo cual permite desarrollar   las habilidades del pensamiento  (Memoria, interpretación, comparación, clasificación y seriación de la información).
La metodología Teacch  tiene como objetivo estimular y desarrollar una  forma de comunicación. Se adhiere a la concepción psiquiátrica de explicar el autismo,  como un trastorno generalizado del desarrollo, adeptos a la clasificación psiquiátrica del DSMV que lo define  como: “una perturbación grave y generalizada de varias áreas del desarrollo: habilidades para la interacción social, habilidades para la comunicación o la presencia de comportamientos, intereses y actividades estereotipados. Las alteraciones cualitativas que definen estos trastornos son claramente impropias del nivel de desarrollo o edad mental del sujeto.” Visión  que en la practica refleja disímiles problemáticas, para implementar esta propuesta de método educativo y múltiples  interrogantes que intentaré formular.
¿Cómo se piensa el autismo si es clasificado como un trastorno dentro de categorías psiquiátricas  sin que exista  ninguna perturbación neuronal, pero existan conductas que hacen referencia a la afectación cerebral: comunicación, lenguaje y habilidades de relación social? ¿La repetición de una actividad estructurada, es educación, entrenamiento ò adiestramiento? ¿Cómo intentar educar o adiestrar a un chico que rechaza la presencia del otro, comunica por sus agresiones y autoagresiones su angustia? Una de las actividades que me demanda este centro (no definido como escuela  y tampoco definido como clínica) es  corregir estas conductas de comportamiento autista de los niños que el centro atiende, ante ello y bajo la argumentación educativa (cognitivo- conductual)  me veo limitada a pensar soluciones efectivas, rápidas y practicas.
Es preciso pensar este tipo de “problema conductual” no como una manifestación de un signo autista y por lo tanto modificable con reforzadores y castigos, sino como una manifestación de un “No orden simbólico”.
Lacan en sus escritos  manifiesta un constructo teórico sobre la construcción del yo “el estadio del espejo” Donde hace alusión de cómo los bebés pueden reconocerse  y encantarse de su imagen, de los 6 a los 18 meses, dicha imagen es la correspondencia que un “Otro” ha permitido reflejar como imagen especular, así desarrolla una teoría acerca de la estructuración del narcisismo y de la identificación primordial, circunstancias que dan paso a un segundo tiempo en el sujeto, en el cual puede vincularse e identificarse con “otros”. El sujeto asume una imagen,  modelo de vinculo que se instaura en uno de los registros propuestos por Lacan; lo imaginario.
  El bebé que integra su imagen y lo vive como ese  “encantamiento” ha tenido un proceso en donde la fragmentación corporal  desaparece, esto se trata de comprender al asumir que aunque no exista un desarrollo motor, el bebé tiene en su primer narcisismo, la unificación de un cuerpo constituido,  lo cual quiere decir que  antes de poder caminar el bebé integra un cuerpo como parte de si, y es ese otro (la madre) que sirve de espejo, que regresa la mirada, mirada cargada de deseos, de palabras, de significantes, evidentemente de afectos, que permiten al bebé pasar por uno de los registros que contendrá en esa estructuración que lo hará sujeto, un registro de lo imaginario o que le permite entrar al orden simbólico, a ser hablado por el lenguaje.

Eliut es un niño de seis años, el mas pequeño del grupo inicial 1, perteneciente al aula de autismo del centro, las actividades que tiene dicha aula son brindar elementos de comunicación a un niño autista a través de la metodología Teacch. Los niños entran a la escuela y se integran a una ronda para saludarse entre sí aunque dichas acciones las hagan los asistentes o guías,  hablando por los niños, posteriormente pasan a las áreas de trabajo divididas por colores, y materiales didácticos (construcción, lecto-escritura, sensibilización, juego, computación, estimulación temprana) las actividades o el “trabajar con un material” se hace por un periodo de 20 minutos, es objetivo de cada guía, llevar a un chico a “trabajar a un área” . Se remite a E.. al  departamento de psicopedagogía porque manifiesta de forma exagerada “berrinches” y no es posible trabajar con él comentan las guías, situación que me hace entrar al aula para ver lo que E.. trataba de comunicar, desde el inicio de las actividades E se enconcha en el piso y llora, grita, si me acerco me empuja con la mano, en la ronda lo tienen fuera de ella, patea y muerde si me vuelvo a acercar, me llama la atención que el gran espejo del salón tiene una tela, el espejo esta cubierto por una tela negra, E.. se dirige al espejo y quita la tela, cuando me acerco para hablarle sobre su imagen, el evade ver su reflejo, observo que su imagen ante ese gran espejo no le crea ninguna emoción, sigue llorando y me evita. En ese momento pienso sobre la construcción del yo y el estadio del espejo, ¿Cómo podría E.. a los seis años encantarse con su imagen ante el espejo? ¿Cómo se construyó?, o realmente  se construyó el yo en este niño? Me pregunto sobre como el vive su cuerpo. Intento las primeras semanas al trabajar  con él que mi presencia sea tolerable, el sigue llorando y me empuja, me muerde y se mantiene agresivo, sigo a su lado, todo el tiempo hablándole sobre su cuerpo, a las maestras les resulta intolerable porque es un “llorón” dicen que es un niño “berrinchudo”, me advierten que sea capaz de identificar un berrinche de una conducta autista.  E, corre a las esquinas del salón y se pone contra la pared, se tira y llora, me pregunto en ese momento, ¿porque las esquinas?, ¿porque contra la nada? , me acerco y  ya no me empuja mas, comienzo a decirle ¿Dónde esta Eliuth? Y comenzamos un juego en donde el corre a las esquinas y se queda quieto, ya no llora, y espera mi pregunta ¿Dónde esta Eliuth? Advierte que estoy enfrente de él, y se queda quieto, corre a otra esquina y hago lo mismo, por semanas hacíamos este juego. Posteriormente, me dan más espacios para estar con él, pues al menos ya no llora tanto en clase, son los comentarios de las guías. El juego con Eliuth ahora consiste en que el corre a las esquinas del salón cuando me ve y yo lo sigo, le hago cosquillas por detrás y me coloco enfrente de él preguntando ¿Dónde estas? El emerge las primeras sonrisas, y ahora juega escondiéndose detrás de las guías, yo las integro al juego. Se implementa una rutina de “estimulación temprana” donde a Eliuth le hablo sobre su cuerpo, le gusta que toquen sus pies y puede tolerar que toque su cuerpo dando masajitos, los juegos con Eliuth a encontrarlo le siguen pareciendo agradables, los “berrinches” disminuyen. Un día lo conduzco al espejo del salón  y le hablo sobre él, sobre como lo veo, de sus pies, de sus panza, de sus orejas, y él solo sonríe y me toma de la cara dándome un “tope” con su frente, ahora el juego consiste en darme “topes”, como todos los días  el juego de buscarlo, de los topes frente al espejo, los hace sin llorar y las guías comentan que puede trabajar en las áreas. Otro día después de cada juego en el que acudo  a encontrarlo en las esquinas, detrás de los demás, observo que Eliuth se dirige al espejo y comienza a hablar en un lenguaje extraño “como cantando” le hablo sobre su canción y me sorprendo al observar que se ríe frente a su imagen y toca su boca, hasta el momento es el juego favorito de Eliuth, ir al espejo y verse, hace unos días se puso una mascara de lobo y se dirigió al espejo a verse con la mascara puesta. Trabaja sin llorar los 20 minutos que exigen en este centro y sus llantos han disminuido notablemente.
Ante este tipo de respuestas, pienso en el lenguaje, en este centro a los niños “autistas” se les habla exigiéndoles realicen sus rutinas, se les señala a donde deben dirigirse, inclusive una de las técnicas es no hablar, solo dirigirlos con la imagen (el pictograma) y llevarlos a trabajar a sus áreas, observo que los niños desprenden sus pictogramas de los horarios y rutinas establecidas, pero no existe un sentido de comunicar a través de imágenes,(método Teacch) en muchos de los casos, desprenden el pictograma de su horario y lo avientan, y se dirigen a otra área, porque se concibe que ellos son chicos que necesitan una “rutina estructurada y sin cambios”.  
Pienso sobre la disminución del llanto en E , y me pregunto si esa angustia se podría adjudicar a que ¿su cuerpo lo integraba como desfragmentado?, o a que no se le hablaba sobre la realidad a su alrededor, o este lenguaje se hacia incomprensible, sin deseo, “rutinario” En realidad no lo sé, pero el pensar en la importancia del lenguaje en la estructuración del orden simbólico, y en la relación con el otro fue fundamental para jugar con este niño.
 Francoise Dolto  en su libro “el juego del deseo” nos comparte una pequeña  historia en donde al jugar con un niño a esconder y nombrar un sombrero (objeto desconocido para el bebé de nueve meses) puede bromear y el niño ríe a carcajadas cuando contradice la acción de esconder y nombrar un objeto al cual le induce un significante, y lo hace presente y ausente.
“Esta péqueña historia vivida me ha dejado el recuerdo de que un niño poco comunicativo de nueve meses puede llegar a ser, por medio del lenguaje, aun sin pronunciar las palabras, dueño de su deseo; que un niño que no habla todavía, no sólo es capaz de juego motor y verbal en acuerdo con otro ser humano, sino que ya capta la contradicción entre el decir y la experiencia de la realidad sensorial”  (Dolto, 1983)
El trabajo con niños “autistas” me plantea múltiples interrogantes,  considero que no esta en planos educativos sino clínicos y por consiguiente antes de enseñar a un niño  los pasos para  ir al baño, lavarse los dientes, ensamblar objetos, pintar, bailar se debe comprender como es el proceso de estructuración  en un sujeto la instauración en el orden simbólico, la construcción de su yo, interpretar sus angustias y lo que puede estar comunicando aunque carezca de lenguaje.

BIBLIOGRAFÍA

Lacan J. Escritos 1,  México: Siglo XXI Editores, 2008.
Dolto F. En el juego del deseo, México: Siglo XXI Editores, 2006








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